domingo, 28 de septiembre de 2014

alimentos con colageno


¿Has oído alguna vez hablar acerca de la dieta del colágeno? La mayoría de la población opina que las dietas solo están recomendadas para aquellas personas que tienen la intención de reducir su peso. Sin embargo puede que no sepas que existe una dieta específica si lo que deseas es mejorar el aspecto y tersura de tu piel, en especial la del rostro.


El colágeno es una proteína que nuestro cuerpo genera de manera natural y que se encuentra repartida por todo el organismo, entre otras partes, en nuestra piel. Su función principal consiste en mantener la piel firme y tersa, rellenando el espacio existente entre las fibras. Pero a medida que avanza nuestra edad, el cuerpo va perdiendo paulatinamente la capacidad de crear el suficiente colágeno para cubrir las necesidades de los órganos, de manera que comienzan a aparecer los signos del envejecimiento de la piel, como surcos, pliegues y, en última instancia, las arrugas.


Además de la edad, otros factores ambientales y comportamentales influyen en la pérdida de colágeno y a favorecer su destrucción, entre ellos la exposición prolongada al sol, déficits en nuestra dieta o factores psicológicos, como el estrés. Estos factores añadidos desembocan en el envejecimiento prematuro de la piel y los efectos asociados: falta de luminosidad, manchas, etc.


En consecuencia es conveniente saber qué podemos hacer para reemplazar en nuestro cuerpo el colágeno destruido por los citados factores. La industria cosmética se ha encargado de introducir en nuestra vida diaria cremas y productos enriquecidos con compuestos, como el ácido hialurónico (el otro responsable de la elasticidad y tersura de la piel) o el colágeno. El problema principal de estas soluciones es que, al ser de uso tópico, carecen de la capacidad de profundizar en las zonas internas de la piel, y su efecto es meramente superficial.


En este sentido, la cosmética sólo sirve como preventivo de la aparición de arrugas o, en todo caso, como solución para las de carácter más fino y menos pronunciado. Por esa razón, se puede decir que el colágeno en cremas o lociones es poco eficaz, porque al ser aplicado tópicamente no mejorará significativamente el tono de tu piel, ni te permitirá deshacerte de las arrugas. Las moléculas de colágeno son demasiado grandes como para penetrar por la capa de la epidermis y llegar hasta la dermis, así que no cumplirán con el propósito prometido en la publicidad, con independencia de la cantidad que te apliques o la frecuencia con que lo hagas.


También se ha desarrollado toda una rama de los tratamientos faciales basados en la inyección directa de ácido hialurónico y colágeno, a través de microagujas, que consiguen rellenar las zonas tratadas y eliminar las arrugas, aunque su efecto es temporal, porque ambos compuestos son absorbidos con el tiempo por el organismo. En definitiva, ninguno de estos tratamientos, ni cosméticos ni a través de inyecciones, presenta resultados permanentes y duraderos.


Por lo anterior, habrás deducido que para que el ácido hialurónico y el colágeno consigan un efecto positivo y evidente sobre la piel, ambos tienen que venir desde dentro del propio organismo. Es decir, tienes que estimular la producción natural de ambos compuestos, para recuperar la capacidad perdida con los años.


Frente a esta evidencia se plantea la necesidad de incorporar a nuestra dieta diaria alimentos que faciliten al organismo la reproducción del ácido hialurónico y el colágeno destruido. Si deseas incrementar los niveles de ambos compuestos en el cuerpo, es fundamental estimular al organismo para que los produzca en mayor cantidad. Una manera de conseguirlo es a través de determinadas dietas o, lo que es lo mismo, introduciendo en la ingesta diaria determinados alimentos ricos en ácido hialurónico y colágeno. Ciertas verduras y frutas son reconocidas como grandes contribuciones para favorecer la producción de ácido hialurónico y colágeno. Además de este efecto añadido, son beneficiosos para la salud en general por sus propiedades nutrientes y antioxidantes. Si quieres más información sobre alimentos ricos en ácido hialurónico echa un vistazo a este sitio.


Ingredientes naturales con demostrada capacidad para catalizar la producción de colágeno natural es la queratina que se extrae de la lana de las ovejas, y que puede encontrarse en el mercado en forma de capsulas, principalmente en herbolarios y comercios de productos naturales y homeópatas. La queratina, además de favorecer la síntesis del colágeno, contribuye a la producción de elasticina y a la de ácido hialurónico, encargado de retener la humedad de la piel y mantenerla firme y elástica.


El nano-lipobelle es otra antioxidante con capacidad para frenar el efecto de los radicales libres que provocan el envejecimiento y la muerte celular. Contribuye a facilitar la generación de colágeno protegiendo las cadenas de aminoácidos que son las encargadas de producirlo.


Por otro lado, es importante que incorpores desde hoy mismo alimentos ricos en ácido hialurónico que, como hemos mencionado, ayudará a mantener la piel hidratada y a evitar la aparición de arrugas. Puedes encontrarlos en la gelatina, el pescado azul o los frutos rojos.


Seguir estos consejos te ayudará a conservar la tersura, elasticidad y belleza natural de tu piel, retrasará el envejecimiento y, en general, mejorará tu estado general de salud, haciéndote más feliz.

sábado, 27 de septiembre de 2014

dieta saludable


El cuidado de la mujer, la salud y la belleza, son cuestiones en auge donde se suele dar mayor prioridad a la prevención que al tratamiento. Es decir, antes de esperar a que se produzcan efectos del envejecimiento de la piel para tratarlo, es preferible actuar tempranamente, antes de que los signos hagan su aparición, de es modo las posibilidades de conseguir efectos positivos se incrementan.

En este sentido, se apuesta por que las mujeres se realicen chequeos y pruebas de manera regular, además de optar por unos hábitos de vida saludables que les permitan aumentar su esperanza de vida y la calidad de la misma. Por tanto, no basta con vigilar periódicamente el estado de salud general, sino que usted debe adaptar a su vida diaria determinadas pautas de conducta saludables para aumentar las opciones de que el resultados de esos chequeos serán positivos o no alarmantes. Y este punto, una dieta saludable, rica en frutas y verduras y exenta de grasas saturadas forma el eje fundamental del enfoque.


No debes preocuparte solo por tu aspecto externo


Todos sabemos que vivimos en una sociedad en la que prevalece la estética y la apariencia externa, llegando en ocasiones a la obsesión con la propia imagen y su proyección social. Por eso, no debe confundirse llevar una alimentación apropiada y saludable con el concepto socialmente aceptado de "hacer dieta". Son dos cuestiones diferentes. No se trata de que respondas a los cánones de belleza estandarizados en los que estar delgada se convierte en un imperativo, sino de que nuestros órganos y su funcionamiento estén en su capacidad óptima. Esto no significa olvidar o menospreciar que la obesidad se encuentra detrás de muchos problemas de salud, como la diabetes o la hipertensión, por lo que siempre resultará conveniente que estemos en nuestros niveles de peso ideal, según nuestro Índice de Masa Corporal, pero para ello es necesario que la dieta que sigamos sea equilibrada, sin recurrir a los excesos que proponen determinadas "formulas mágicas" para perder peso, que pueden ocasionar serios problemas y trastornos a nuestra salud. Y tampoco se trata de que pasemos hambre de manera permanente.

Considera tu cuerpo como un motor que necesita del combustible apropiado



Los alimentos que ingerimos son el combustible que permite que nuestro cuerpo funcione de manera apropiada y, como ocurre con cualquier motor, si el combustible es de mala calidad, la máquina no funcionará como debe hacerlo. Los alimentos grasos provocan colesterol, que obstruye las arterias dificultando el correcto riego sanguíneo y, que de no tratarse adecuadamente, resultará en problemas circulatorios y cardíacos.

Es importante que evites las grasas, o en todo caso, que las sustituyas por grasas "buenas", positivas para el organismo, como las que aporta el aceite de oliva o el pescado. Controla tus niveles de colesterol de manera regular y actúa en consecuencia si éstos son altos. Huye de la comida rápida y de los productos industriales y reemplázalos por comida sana.


Aumenta la ingesta de fibra y de verduras


Una alimentación saludable debe incluir fibra y verduras en cada comida del día. Estudios médicos confirman que una correcta aportación de fibra a la alimentación ayuda a mantener la salud de los órganos de nuestro cuerpo, en especial del aparato digestivo y del corazón. Además, la fibra te ayuda a digerir mejor los alimentos y que los nutrientes sean absorbidos con mayor facilidad.


La verdura es tu otra gran aliada para mantenerte sana. Está demostrado que determinados alimentos, como las espinacas o el brócoli aportan altas dosis de vitaminas y nutrientes que ayudarán a mantener tu cuerpo funcionando de manera eficiente. Los frutos secos y las semillas son también de gran ayuda, ricos en proteína que te aportarán la energía que necesitas en tu vida diaria.


Come lo que quieras pero hazlo saludablemente



Si solo tienes tiempo para un sandwich en tu almuerzo, no te prives de él, pero hazlo de manera saludable. Utiliza pan de trigo, preferentemente integral, y utiliza verduras, como la lechuga o el tomate para elaborarlo, además de proteína con escasa grasa, como la del jamón serrano o el york. Tampoco te prives de la pasta, como macarrones o spaguetis, son una excelente fuente de hidratos de carbono, solo que no debes añadirle determinados complementos, como salsas, etc.